aun más historias para no dormir

sangre

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cuando me desperté tenía sangre en la boca. parecía llevar allí algún tiempo, pero ni siquiera recordaba cuando me había acostado. me enjuagué en el baño y no pude quitarme el sabor ferroso de las encías. a pesar de no estar allí, la sangre estaba. sobre todo en mi cabeza. estoy llena de sangre, litros y litros corren por mi cuerpo y por el tuyo, su sitio (al menos de forma superficial) no es la boca. no tenía heridas visibles ni mordeduras en los labios y mis encías no supuraban. no recordaba haber matado ni siquiera haber golpeado a alguien, esas cosas suceden. mi ropa estaba entera, mi cama vacía. desnuda en el baño me examiné de forma minuciosa. encontré restos de algo parecido a sangre seca en las uñas y dos moratones reveladores en la cara interna de los muslos. concluí por eliminación que era el sexo quien había sacado la sangre de su sitio. a veces no puedo evitar hacer las cosas así. quien tengo delante deja de ser una persona para ser un juguete, un parque de atracciones, un objeto inanimado que morder, destrozar, acariciar, arañar y vaciar. quien quiera que fuese huyó cuando caí dormida.

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