aun más historias para no dormir

juegos

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no quiero jugar más. nunca he sido competitiva, odio el parchís, no me gustan las carreras. detesto demostrar lo que soy y de lo que puedo ser capaz. no encuentro diversión en el monopoly, en las cartas, en el coñazo interminable del sing star. en cambio, puedo pasarme horas haciendo solitarios (voy a establecer un récord silencioso). si hay unas normas comunes, unas reglas, una clasificación, no me llaméis. me he hartado de fingir que puedo seguir esas pautas cuando dentro de mi cabeza siempre he querido saltármelas. he intentado obedecerlas, lo prometo. hacer equipos, estrategias y demás se me da mal, pero me he esforzado. el problema es que todo lo que deriva de estos juegos extraños no me sirve, me da ganas de vomitar, me produce urticaria. me siento verde oscura cuando todos hablan magenta. y no comprendo porqué. solo puedo hacer dos cosas; o aprender magenta o buscar verdes oscuros. visto está que no puedo mutar, aunque me arranque la piel, aunque me autodestruya. así que buscaré a quienes son igual que yo. y quizás con ellos juegue a algo. el problema es que no tengo claro que exista quien se entienda conmigo.

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tengo la suerte de contar con una decena de seres adorables cerca de mí. tan próximos que me tocan solo mirándome, que me abrazan a kilómetros de distancia. son personas eléctricas, llenas de energía, curiosas, irreductibles, inteligentes. mi escuadrón favorito, mi seguro de vida. sin ellos habría caido igual, pero me habría hecho más daño. habría estado contenta, pero no feliz. son ricos caleidoscopios, frondosos como selvas, siempre sorprendentes, capaces de hacer un viaje de cualquier movimiento, de convertirse en refugio, medicamento y familia con un beso. no comprendo cómo no son amados por el resto del mundo como yo lo hago, pero creo que lo prefiero así. querría disfrutarlos solo yo, mi desvelo por ellos es egoísta. mañana es el cumpleaños de una de esas luces de mi vida, de la luz menos egoísta de todas. está empezando a vivir una etapa maravillosa de su vida y no puedo hacer nada más que abrazarla y amarla como siempre porque no hay quien se merezca más que ella sonreir ASÍ. dentro de su orden cósmico cabe lo burbujeante de su personalidad, la riqueza de su corazón y lo cálido de su brutal mirada, que enamora a quien se acerca a ella. gracias por permitirme estar siempre cerca de ti, nunca sabrás lo mucho que eres capaz de dar a quien te rodea. que cumplas muchos más y que yo los vea.
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"tratándose de Francisca no podía hablarse de pensamiento. no sabía nada; en ese sentido total en que no saber nada equivale a no comprender nada, excepto las pocas verdades que el corazón puede ganar directamente". M. P.


Recuerdo en ocasiones esta cita y la veo reflejada en muchas caras.

Un año de blog, ¡felicidades a mí misma! Abrazos a todos los que pasan por aquí de vez en cuando.
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un estúpido de la tele me recuerda tu cuerpo. la calidez que desprendías, la quietud. me veo apoyada en tu pecho, intentando llevarme tu olor en las manos.

ya escribí sobre esto hace tiempo. mi cabeza no sabe jugar bien sus dados y tengo siempre mala suerte con las asociaciones mentales aleatorias que me acechan cuando bajo la guardia.

¿sabes qué te digo? que a la mierda tú, tu cuerpo, tu calidez y tus ostias en vinagre.

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quién lo diría viéndote en la parada del autobús. tu ropa siempre está en una escala de color que va del negro al gris pasando por ciertos azules y verdes, siempre lisos. las mismas zapatillas viejas, la misma mochila ladeada cada día. tu mp3 infestado de música, tu cara de sempiterna agonía. pareces uno de esos cientos de miles de tíos de entre veinte y veinticinco años que dedican más horas a nada que a algo. que ni leen ni piensan ni meditan, que solo juegan al pro y ven el fútbol, que no hablan mucho y discuten menos. no eres un desecho porque tu familia es de clase media y hay cosas que se pegan aunque uno no quiera. pero ese abuelo que te mira pensando que ya no hay hombres como los de antes, esa chica que cree que si te duchas y te afeitas mejorarás y ese profesor que está convencido que tu cabeza está llena de serrín están lejos de saber una pizca sobre tí. tu madre está harta de que te encierres en tu cuarto durante dos o tres días sin avisar. la primera vez pasó de tomárselo a broma a llamar a los bomberos y cuando tiraron tu puerta abajo y vieron que solo dormías, te cayó una buena. los servicios de socorro sin necesidad valen dinero, las puertas también. no dijiste ni una palabra. nadie relacionó la interrupción de tu letargo con los retrasos en los vuelos de las aves, con esa mínima aceleración del deshielo de los glaciares, con la reorganización momentánea de las coordenadas de ciertas estrellas. la segunda vez te castigaron; volvieron los desajustes cósmicos, las equivocaciones y los retrasos de los ecosistemas. pero poco a poco lo aceptaron como una de tus rarezas, el amor es así. tu madre te dejaba agua, comida fría y un orinal por si te despertabas en mitad de la noche durante tus extraños sueños, pero siempre lo recogía todo intacto. no hablar con tus padres de tus abandonos en la cama era tan natural como no hablar de sexo; ni sabían porqué lo hacías ni para qué, preferían no saberlo. al fin y al cabo no molestabas, aunque faltaras un poco a clase tu deprimente expediente tampoco lo iba a notar. a veces no entiendes porqué depende de ti que la tierra de la vuelta sobre sí misma cada día y sientes sobre tus hombros todo el peso del mundo; porque lo llevas. pero no tienes más remedio. a veces quieres compartirlo y decirle a la única chica con la que hablas de clase lo que eres capaz de hacer, pero no porque te enorgullezca, sino porque te miraría con otros ojos y te sentiría extraordinario. a veces fantaseas con evitar el sueño, programar tu vigilia y drogarte para tener los ojos abiertos. quieres ver el cataclismo, los accidentes, las inundaciones, la locura de la Tierra, la invasión de los pájaros. pero es una tentación a la que nunca sucumbes. te planteas si existirán otros con la misma facultad que tú, pero no sabes cómo encontrarles y ni siquiera sabes si querrías conocerles. en tus manos sostienes todo el universo, pero en el fondo te da igual, nada te importa. quizás si que eres de esos niñatos que solo juegan al pro. o quizás no.

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sin más.