aun más historias para no dormir

}{

|
mi familia siempre recuerda la ansiedad que tenía de pequeña por aprender a leer y a escribir. tengo grabado en la cabeza el momento en que la maestra de turno escribió en mi libreta mi nombre completo para que lo copiara diez veces y cómo viendo esos garabatos sin sentido (que irían teniéndolo poco a poco) me sentí henchida de alegría. había entrado en un mundo que sin saberlo me iba a 'salvar' mil veces; encontrar consuelo en libros y desmayar un poco sobre el papel son constantes irremplazables en mi vida casi desde ese momento. mucho más tarde tuve un jefe que introdujo en mi vocabulario un nuevo significado para 'peinar'; 'ana, peina el principio del reportaje un poco'. acláralo. límpialo. desnúdalo. sopesa cada palabra, pregúntate si es necesaria, si quitándola o sustituyéndola no mejoras el conjunto. con el tiempo me pareció una de las mejores directrices narrativas que he escuchado y agradezco a la casualidad que Paco (donde quiera que estés, sigo haciendo luz de gas) me diera ese consejo. lo aplico cada vez que 'vomito' ante el papel con mayor o menor fortuna.

esa ansiedad de la que hablaba el principio, ese consuelo que me da la lectura/escritura al que me refería después, ese 'peinar' las palabras que comentaba hace escasas líneas; todo sigue siendo verdad. pero hay días en los que contemplo con miedo que no sé traducir lo que tengo en la cabeza en letras, no puedo escribirlas, no puedo limpiarlas después. ojalá aparezca otro Paco que me desate las manos. o mejor, ojalá no necesite otro consejo, ojalá encuentre yo sola el modo de sacarlo todo.

siete

|
quien me iba a decir que con veinticuatro años volvería a tener siete. la única lógica que funciona en mi cabeza se traduce en empujones, en palizas, en bofetadas en la cara. bulle en mi interior la necesidad de romper cristales de coches, pinchar ruedas, rallar carrocerías con una llave. ¿dónde quedó la madurez, la reflexión o la resignación elegante? creo que quedé con ellas alguna tarde en la fnac y no fui. sin esas tres señoras apoltronadas en mi cabeza solo quiero sacar ojos, morder con mala ostia, insultar a boca llena. el problema es que esa niña gritona se queda dentro de mí, la rabia se amontona y tengo miedo de que se me salga por los poros esa asquerosidad que fabrico incansable. inocente, esa misma cría que me habita espera que ocurra algo muy bueno que achante su humor. las dos lo esperamos.

choque

|
fantasea con salirse del carril y golpear al coche de al lado. bailan juntos sin tocarse la danza más peligrosa de todas. deprisa, cientos de vehículos se mueven a su alrededor como un enjambre mecánico. apuesta a que ninguno sueña con un choque, con un trayecto a contrasentido. bastaría un giro sutil del volante, una curva que hacer recta, para unir dos carrocerías para siempre. nunca reconocerá que lo tiene en mente y que le gustaría comprobar cuánto calor recibiría en el hospital en forma de familia y amigos, quién la llamaría, quién se portaría de diez. eso sí, en su fantasía no se muere. es extraña, pero no suicida.

yayo

|
hoy hubieras estado contento con el fútbol. lo habrías escuchado en tu inseparable transistor y yo te hubiera llamado a mitad mañana para comentarlo. habrías señalado con orgullo la gran presencia del barcelona entre los jugadores y cómo su juego les ha llevado lejos. apostaría todo a que anoche te habrías emocionado, tú viviste muchos mundiales y muchas derrotas que hubieran hecho especial ese gol de (san) andrés. lágrimas sinceras, como cuando escuchaste en esa misma radio las noticias sobre el 11M y me dijiste que no pudiste evitar llorar. tu vida ahi era un 10% de lo que fue, ya no podías salir de casa, ni comer o asearte solo, oías poco y veías menos, pero tu cabeza bullía de pensamientos y raciocinio y conservabas intacta tu capacidad de empatizar con el dolor ajeno sin quejarte nunca del tuyo. te veo mirando en el teletexto los resultados del fútbol los sábados, con tu corbata y tu camisa impecable, feliz de tenernos alli, andando a pasos cortos pero seguros. me llamabas 'porrito' (antes de que fuera algo más que un apelativo lleno de amor) y siempre te prometía que te quería hasta el cielo, hasta las estrellas. te pedí que me dejaras de herencia tu maravillosa memoria y tu colchón, en el que dormí siestas magníficas. lo último que recuerdo de tí fue una despedida en el hospital, pasaba la mañana contigo y luego me iba a trabajar. te pregunté '¿me quieres?' y tu me dijiste 'no' con el dedo índice mientras una enfermera te ponía otro calmante para aliviar tu dolor por las anginas de pecho. y sonreíste cuando te dije '¡malvado!'. ya no te vi despierto nunca más, pero recuerdo tu tacto y tu calor y dentro de mi siempre estás clarividente. por eso hoy te he pensado en tí.

espesa

|
tu sangre espesa se desliza perezosa por tus arterias y tus venas. me tiro de cabeza y me hundo lenta, como si cayera en un torrente de chocolate casi sin derretir. se parece a una confitura de fresas; corpúsculos y ligazones flotan y se entremezclan, se reparten por todas tus estrechas autopistas. tu jugo espumoso me acaricia mientras nado. me chupo los dedos, te trago, tu sangre en mi barriga mientras navego por tu sangre. la corriente me lleva batiéndome y mareándome hasta tus pies y cuando llego y subimos con cansancio hacia tu rodilla ya me he convertido en un hinchado glóbulo rojo. formo parte de un rio burbujeante y cuajado que te recorre incansable bajo la piel, una y otra vez, sin desfallecer para no matarte a ti. algo tan inspirador no puede ser malo para la salud, hazme caso.

mentiras

|
soy una gran mentirosa. me he pasado la vida fingiendo estados de ánimo, sentimientos, reacciones. inventando secretos, historias, palabras. urdiendo estratagemas para ocultar dónde estaba, con quién, para qué. pensaba que esas pequeñas trolas no traerían nada malo. no creo en dios ni en la redención de mis pecados, tampoco confío en el destino ni en el 'todo llegará'. así que mi castigo ha venido a través de las mentiras. las he usado tanto y forman parte de tantas cosas en mi vida que constituyen el modo perfecto para hacerme sufrir.

tenemos la mentira de 'dentro de un tiempo estarás mejor'. también apunta alto en el ránking 'eres maravillosa, ¿quién no te va a querer? ¡encontrarás el amor!' casi empatada con 'algún día cotizarás en la seguridad social' y seguida muy de cerca por 'ya verás como todo se arreglará muy pronto'. en el quinto puesto encontramos a la peleona 'tú solo tienes que hacer cosas y estar ocupada, ya verás como te olvidas' y sexta en la lista, 'va, si esto no es nada'.
 
esas frasecitas, puestas en boca de todo el que me rodea, son como pequeñas bofetadas que de tanto repetidas me suenan agrias. patrañas piadosas, estúpidas, sin fundamento, que me demuestran lo imbécil que puedo llegar a ser. lo malo de todo esto es que quien las pronuncia no lo dice como mentira, sino como lo único que en ciertos casos puede decirme para consolarme. pero no por ello dejan de ser lo que son. cuentos chinos,  parecidos a los que yo he soltado por esta boquita.



nazi

|
hace dos meses descubrí que era nazi. ya había percibido mi obcecada voluntad de apartar de mi lado a las personas que me hacían daño pero nunca había caído en la frecuencia y la disparidad de ocasiones en que el látigo de mi indiferencia actuaba (y actúa). con más o menos razón, para la eternidad o por un tiempo, soy capaz de cortar la naturalidad como quien corta un folio si siento mi bienestar amenazado. hay veces que lo hago porque no tengo más remedio (siento que me resquebrajo y me muero) y otras porque me lo ponen en bandeja. pero encuentro algo erróneo en todo el proceso (aparte de mi tozudez y determinación imbatible) y es que si decido no mirar más unos ojos, cuando los vuelvo a ver las convulsiones/pulsiones internas son idénticas a las de un tiempo atrás; mi mutismo pretérito (ese que me protegió tanto) se convierte en una viuda que llora por un muerto al que nunca conoció - una estupidez. tanto tiempo para nada... mi mecanismo de defensa nazi imperfecto aún asi sigue siendo mi única manera de enfrentarme a ciertas cosas. hay que quererme (y odiarme) así.

|

|
y sufro impactos desagradables por ello. igual que en algunas ocasiones me llenábais de luz, ahora me deslumbráis demasiado, tengo que apartar la vista de vosotros. si en ocasiones pude embobarme, ahora no quiero caer en esas lineas que os distinguen del césped y os hacen eléctricos. ¿de qué sirve tanto empacho si es más saludable mirar las nubes? ¿no deberíais ser así de brutales solo para quien os disfrute? ¿no podríais desplegar ese encanto venenoso en la intimidad de vuestro cuarto? ¿haríais el favor de traspasar la barrera de lo posible con un único (y amado) espectador escogido por vosotros? de esta manera, los demás viviríamos en nuestro apacible universo de seres corrientes y molientes sin caer despedazados por un simple parpadeo. desde aquí os convoco a una huída pacífica hacia otros lugares. daros por aludidos, haced las maletas y marchad a un en el que no tenga que veros y caer rendida a vuestros pies (otra vez).