cada tendón. cada músculo. cada hueso que te tensa y te construye me deconstruye a mí. solo viendo cómo tu cuello te sostiene no puedo más que plegarme ante tal arte de la ingeniería humana. no eres único, hay más como tú, claro que sí. de las casi siete mil millones de personas que hay en el mundo es imposible que me haya topado con la más perfecta, sería una casualidad demasiado buena como para ser cierta. pero aunque lo asuma y lo tenga en cuenta, mi mente (siempre abierta a buscar esa belleza) no termina de encajar que seas tan susceptible a ser medido y estudiado en las escuelas. porque solo ese trocito de tu piel, esos cinco centímetros que van desde tu hombro hasta bajo de tu mandíbula deberían poner nombre a las calles, deberían apaciguar guerras.
para tí, que sabes que carburo y estoy en orden, que no estoy loca de amor ni lloro por las noches, pero que no puedo evitar sentir cierta sana fascinación.
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