aun más historias para no dormir

golpes

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ensayábamos desde octubre hasta junio en un aula infantil sin encanto. me veo en casa, recitando una y otra vez mis frases. el guión acababa manoseado y roto, pero era un tesoro. dos o tres semanas antes de la función nos dejaban trabajar en el teatro, ahí el texto ya debía estar grabado a fuego en nuestras cabecitas. ese viernes, esa primera vez en la que podíamos ensayar de verdad en el escenario, era el mejor día de todos. entrábamos a tropel, nos encendían las luces, dejábamos las mochilas en el patio de butacas, invadíamos el espacio con risas y chillidos nerviosos. siempre adivinábamos el perfil de una monja en el piso de arriba, vigilando el contenido y la candidez de la obra a representar. cuando hicimos 'sueño de una noche de verano', yo entraba a escena por la derecha, sola, me encontraba con maría que hacía lo propio por la izquierda. solo estaba iluminada la escena, no había nadie en el público a excepción del profesor. todas guardábamos un silencio casi religioso. podía escuchar mis pisadas sobre esas tablas de madera que imbuían respeto y ceremonia a cada paso, sobre ese suelo celestial y maravilloso. lo huelo aún, siento su tacto áspero. estaba muy deteriorado, la mayor parte de los clavos se habían oxidado, algunos estaban salidos, crujía todo él, respiraba, gruñía y se removía como un perro viejo. pero era lo mejor que tenía el teatro. estaba hueco, como correspondía. el eco de las pisadas, los golpes secos al andar rápido, la envoltura que daba a cada movimiento; lo hacían cálido e imprescindible. entraba por la derecha, decía. y contenía el aire al escucharme, cada pasito debía ser certero. sentía mil ojos mirándome (cuando no había más que un par) y me estremecía adivinando a todos los que me verían. me colmaba de nervios y de temple, andaba recta y firme, como quien camina por un terreno sagrado e inviolable. recordé esa sensación única anoche, escuchando el ruido de las pisadas sobre un suelo similar en el olympia. recordé cuánto lo echo de menos. 

6 comentarios:

oysterboy dijo...

hemos venido de lejos
para que veais...

silk dijo...

para que veáis con claridad... MADRE DE DIOS! cómo puedes acordarte AÚN de eso? :) GRANDE ESTER! jajajajajaja

oysterboy dijo...

Ester??

Uy uy, me parece que es usted la que no se acuerda bien...

pd: llámalo memoria, llámalo trauma infantil

silk dijo...

vale, acabo de tener una revelación. es cierto, no era la frase de comienzo de sueño, era la de la obra esa extraña q hicimos del bosque, la decía inma! cómo me he podido confundir? desde luego si q estás traumatizado, yo había borrado casi eso de mi memoria!

oysterboy dijo...

De nuevo errada.
Si no hubiese estado currando 10 horas seguidas sin derecho a comida, acabaría contigo a latigazos.
Pero soy muy vago, así q en breve te daré la respuesta final, aunque ya no optes al apartamento en Torrevieja...

silk dijo...

dios, acabo de tener LA revelación. merezco latigazos, torturas variadas y una muerte lenta y dolorosa. la respuesta empieza por J... ¿CÓMO HE PODIDO ERRAR DOS VECES? si me ignoras durante el resto de tu vida lo entenderé.

pd. ni siquiera me toca uno apartamento en torremolinos? nada? al final he acertado...!

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