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llevo las uñas del mismo color que betty draper. tan tranquila y tan sumisa, cuidando de sus hijos, encendiéndose un cigarro siempre con 'ese' gesto (tensando los dedos, mohín de sus labios perfilados), sabiendo que su marido se acuesta con un tercio de manhattan sin que ella pueda quejarse. añoro ese cantar de temas, ese 'no hay más que hablar', ese 'well done'. antes me encantaba ir a las mascletàs, ahora solo soporto las aglutinaciones de personas provocadas por el techno. me hago mayor. hace días pensaba; 'si esto es así, no quiero vivirlo'. no sé si era sincera conmigo misma o si me engañaba más que nunca. te decía que conforme crecemos todo se complica, llevamos detrás nuestros traumas. ¿qué hacer? no le veo una salida, ni un final fácil a casi nada. pero creo que es una visión general. me repito a veces algo que leí en una rolling stone (sí, ya); bob dylan recogía un premio y en su discurso se refería a su padre, que le recordaba que siempre confiara en su capacidad para cambiar de rumbo. parece que entro en uno de esos ciclos tontos de acostarme tarde sin sueño y con pensamientos aleatorios en bucle. karenina, allá voy.

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Toda mujer adora a un fascista, 

la bota en la cara, el brutal 

brutal corazón de una bestia como tú'.

S.P.

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no se tú, pero yo hoy me voy a tomar una pastilla para dormir.

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entiendo que países nórdicos no tengan tanto fervor religioso como las naciones situadas más al sur. estás sentado en las gradas de un parque a las doce del mediodía, llevas una camisa blanca y el sol te transforma en el rey de una dinastía lejana. yo bizqueo y mi cara se enrojece incómoda, pero tu piel compite en brillo con cualquier mortal que se te acerque, las líneas felinas que describen tus pómulos desafían mi lógica chabacana. no lo entiendo y a la vez comprendo hasta lo más complejo, mi razón se rinde, mis argumentos se retiran dejando sola a mi fascinación. así es fácil creer en algo superior, así me subyugo a tus decisiones, así me despierto por la noche pensando en la majestuosidad que ignoras ostentar. ese sol es el que te desvela, si por allí arriba lo tuvieran sentirían más el temor de dios.

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solo publico un tercio de lo que ahora escribo, mientras que ahora escribo más que nunca y nunca creí que todo fuera tan sencillo como sencilla es tu brujería.

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son mecanismos secretos los que actúan bajo de mi piel, pero casi no prefiero conocer sus entresijos. si supiera porqué siento así, porqué odio así, porqué quiero así, podría gobernarme. no se yo si al designar de forma cabal al destinatario de mis caricias las recibiría alguien que las mereciera, aunque las eligiera también con la cabeza. esta clarividencia exigiría una sinceridad total y puede ser, puede que sí, puede ser que quien me amara y amara yo a su vez (por hablar de situaciones ideales) fuera el hombre ideal. me querría sabiendo que quiere quererme y yo le querría sabiendo que es el buen querer. pero prefiero escoger a ciegas, caerme, volver a levantarme y encantarme otra vez. es más hermoso averiguar si la otra persona es la adecuada jugando que viéndola como el prospecto de un medicamento. 

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a veces me pregunto si soy una persona violenta. voy frenando mis impulsos e ideas macabras casi cada día. quizás sea que a mi alrededor hay demasiada gente que merecería obviar las palabras o las discusiones y pasar al escalafón del puñetazo, quizás sea que necesito sacar cierta energía un poco especial que se genera en mi cuerpo y que no se sublima de otra forma. guardo dentro de mí cientos de agresiones contra decenas de individuos y a veces fantaseo con llevarlas a cabo. la satisfacción personal me costaría solo un par de cientos de euros. lo peor de todo es que no todos los ataques que se me escapan tienen su origen en el mal humor. suerte la mía que en tu piel no se noten los mordiscos.

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cuando estoy llena es sencillo ser amable. todos mis gestos crecen en la dulzura, mis manos y mis palabras destilan un amor sosegado que calma las heridas provocadas antes. ella, depositaria de mis borrascas a deshora, se baña gustosa en mi repentina (y caduca) miel y la disfruta como si yo, mansa, nunca hubiera gritado. pero ah, esto no dura. todavía no he localizado el agujero por donde me voy vaciando, por donde todas esas sonrisas se escapan en silencio y se queda mi nazi, que feliz se despereza y reclama aun somnolienta su puesto.

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voy a hacer listas de todo lo que no puedo decir. las organizaré por intensidad e intención, ya que la temática es siempre la misma. será un ejercicio interesante que pienso poner ya en práctica, porque tengo la barriga repleta de frases y las letras comienzan a trasparentarse por las zonas donde mi piel es más fina. a veces le suelto piropos sonrojantes al chico que pone gasolina o escribo entre párrafo y párrafo de reportaje alguna promesa inflamada de inmadurez que tengo que borrar a toda prisa. si hablo por teléfono intercalo información práctica con observaciones quinceañeras y sospecho de forma equivocada que si no menciono ciertas palabras cada hora explotaré sin remedio. así que mañana mismo voy a comenzar mi enciclopedia particular, mi enumeración de bajezas drogadas que nadie puede escuchar. perdonadme si desvarío, cuando estoy contenta mis delirios pierden calidad y frecuencia.

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no me doy cuenta de que conduzco desde hace casi media hora con el reproductor de música apagado, embebida por la recreación de ciertas escenas recién sacadas de mi teatro particular. por inercia sorteo los coches, pongo el intermitente o enciendo las luces en los túneles mientras mascullo frases dichas a media voz, susurros cargados de f(h)ero(ina)monas. por la noche me desvisto y me observo, tardo horas en ponerme el pijama, recordando cierta sensación. releo una y otra vez las mismas palabras, que van conmigo siempre como un talismán (o una estampita) al que puedo agarrarme cuando flaquea mi convicción. si lo conjuro lo huelo, si me esfuerzo lo paladeo, si me abandono noto su suavidad, la forma exacta de su pecho, su mandíbula curvada.

las palabras me golpean las encías.