aun más historias para no dormir

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parece ser que tener ganas de que pase tiempo no sirve para que de pronto sea noviembre. por lo que veo, desear estar de mejor humor no suaviza mis ganas de bronca ni seca mis ojos. vengo observando que necesitar algo con mucha fuerza no lo materializa en mis manos. me he dado cuenta que acostarme cansada para dormirme enseguida no me quita las pesadillas. y sobre todo, es verdad que quejarse no sirve para nada. pero me da mas miedo ver que el esfuerzo y las ganas tampoco, que no hay reglas de tres para el bienestar y que hay quien no tiene suerte. porque todo podría empeorar aún mas.
lo de las pesadillas lo puedo solucionar con drogas de farmacia (adorado/adorable myolastan, noches de sueños blancos e ininterrumpidos), pero el resto no. un trozo de mi piensa en el inocente 'todo mejorará' mientras otro trozo se descojona (por no lloriquear) al no encontrar alternativas.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Un nuevo atrevimiento para comentarte: es un sentimiento compartido ese "estar al filo del precipicio", con un pie en la tierra y otro en el aire, a mitad camino entre la deseperanza y la ironía. Ánimo, así andamos muchas/os

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