me gustan los rituales, las costumbres establecidas de forma tácita y muda, respetadas por encima de cualquier cosa. como cualquier domingo estábamos en la bañera a esa hora indeterminada de la tarde en la que aun sientes que tienes tiempo para todo. --- aquello no tenía nada de sexual, por lo menos durante ese rato. éramos tu, yo y el agua, los tres durante dos horas, hablando frente a frente. yo me exfoliaba la piel, luego si te dejabas también limpiaba la tuya con un mimo maternal, todo eran espuma y palabras. --- de pronto recordaste que querías que escuchara algo que acababas de componer, no podías esperar a que terminara nuestro rato de bañera. aquello me disgustó, creía que disfrutabas de la inviolabilidad del agua conmigo y saliste de un salto a por tu guitarra, mojando la mitad de la casa. te sentaste de nuevo en el borde de la bañera, yo te miraba tranquila y paciente, sin gafas siempre me apaciguo, quería escucharte antes de empujarte de nuevo al agua. entonces escuché una canción triste, dulce, melosa, llorosa, perfecta y sideral. la acústica del baño la hizo llegar aún más al centro de mi ser y volví a mojar mis mejillas con mil lágrimas. --- así te imagino.
Hace 4 horas
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